skip to main |
skip to sidebar
MIZAR
Mizar brinca y culebrea entre los cojines del sofá, como un relámpago negro. Su musculatura se adivina bajo su corto pelaje, brillante y sedoso. Es un milagro de fuerza, delicadeza y precisión. En un segundo, adopta su postura de esfinge, eternamente inmóvil,
y sus ojos, lagos de oro fundido, miran como sin verme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario